De acuerdo con un estudio de la firma McKinsey, las empresas que invierten en el desarrollo de sus líderes aumentan hasta en un 200% su productividad.
Con el inicio del año, las empresas se preparan para enfrentar diferentes desafíos, entre ellos los relacionados con la gestión del recurso humano, lo que, por supuesto, incluye el liderazgo empresarial, esencial para conducir a las organizaciones hacia el cumplimiento de sus objetivos estratégicos.
En línea con ello, Hrider, plataforma especializada en gestión del talento, advierte en su publicación “Tendencias de Recursos Humanos en 2025: La evolución hacia una gestión más humana y tecnológica”, que este año el liderazgo “Será un desafío mayor, ya que los líderes deberán adaptarse a un entorno de trabajo cada vez más diverso, flexible y tecnológico, en el que tendrán que ser agentes de cambio, capaces de guiar a sus equipos a través de la transformación digital y de cultivar una cultura organizacional inclusiva”.
Asimismo, de acuerdo con un estudio de la firma McKinsey, las empresas que invierten en el desarrollo de sus líderes aumentan hasta en un 200 por ciento su productividad. Por su parte, una encuesta de la consultora estadounidense Gartner, realizada a más de 1.400 líderes de recursos humanos en 60 países para identificar las prioridades y desafíos del 2025, señala que “a pesar de que el 76 por ciento de las organizaciones actualizan significativamente sus programas de liderazgo, siguen faltando esfuerzos en esta materia”.
Cuatro grandes desafíos
Frente a los desafíos que tendrán los líderes en el presente y el futuro, Andrés Garzón Lozada, gerente CoE y Operaciones de Talento Humano de Compensar, reconocida entre las mejores empresas para trabajar en Colombia, asegura que “los líderes deben ser capaces de sortear los desafíos y convertirlos en oportunidades. Los responsables de las áreas de gestión humana de las organizaciones jugamos un rol clave en el diseño de estrategias de desarrollo del liderazgo, que doten a los líderes de las herramientas necesarias para enfrentar estos retos de manera efectiva”.
Siguiendo con Garzón, este año las organizaciones deberán enfrentar cuatro grandes retos en materia de liderazgo. Por un lado, la creciente presión de clientes, inversionistas y reguladores les exige a las empresas actuar con responsabilidad frente a los recursos naturales y las comunidades. Por eso, el primero de ellos es la sostenibilidad integral, lo que implica que los líderes vayan más allá de la sostenibilidad financiera y garanticen que las operaciones empresariales respeten tanto el medio ambiente como el bienestar social. “La sostenibilidad ambiental y social no es solo una cuestión ética, sino una estrategia para mantener la confianza de los grupos de interés y fortalecer la reputación corporativa”, agregó.
El segundo reto es la adaptabilidad y la resiliencia, en medio de un entorno influenciado por tendencias y dinámicas globales que cambian constantemente, lo que hace necesario líderes preparados para tomar decisiones rápidas y oportunas. En tiempos inciertos, donde el retraso en la toma de decisiones o la falta de datos puede resultar en la pérdida de oportunidades de negocio, es crucial que los líderes sean resilientes y se mantengan actualizados con información relevante. La capacidad de adaptarse a nuevos desafíos y evolucionar de manera continua será un factor diferenciador para las organizaciones que buscan ser cada vez más competitivas.
La gestión del talento y el desarrollo de equipos ágiles es otro de los desafíos, pues los líderes juegan un rol crucial en la experiencia de los trabajadores y en la creación de entornos laborales que inspiren, motiven y retengan a los mejores. “Los líderes deben fomentar equipos ágiles que se adapten rápidamente a los cambios, colaboren eficazmente y mantengan un enfoque claro en los objetivos estratégicos, todo mientras garantizan una buena cultura organizacional”, expresó. Lo anterior, a su vez, se convierte en una palanca para el cumplimiento de los objetivos de las organizaciones, ya que una buena experiencia laboral se refleja directamente en la productividad y el compromiso de los equipos.
Finalmente, el cuarto reto está asociado al desarrollo y el fortalecimiento de la inteligencia emocional, habilidad que le permitirá a los líderes reconocer sus emociones y cómo estas impactan sus decisiones y relaciones. De acuerdo con Garzón, un líder emocionalmente inteligente tiene la capacidad de gestionar sus reacciones y tomar decisiones con empatía, lo que fortalece la confianza y fomenta una cultura organizacional positiva. Además, este tipo de liderazgo es esencial para mantener la motivación de los equipos, especialmente en contextos de alta presión y para cultivar relaciones de colaboración basadas en el respeto y la comprensión mutua.
“Estos retos representan áreas clave que deben abordarse para garantizar el desarrollo de líderes efectivos y que estén preparados para los desafíos de los próximos años. Cuando se identifican estas prioridades y se integran a las planeaciones empresariales, se fortalece la capacidad de los líderes para generar resultados sostenibles, innovar de manera estratégica y crear equipos de alto desempeño”, concluyó Andrés Garzón Lozada, gerente CoE y Operaciones de Talento Humano de Compensar.