La gastritis es una enfermedad inflamatoria que afecta la mucosa gástrica que recubre el estómago, puede perdurar por unos días o llegar a ser crónica permaneciendo por meses o años. Por eso, es importante seguir algunas recomendaciones de cocina saludable alimentarias para prevenir o disminuir sus síntomas.
“Según el reporte de la Organización Mundial de Nutrición, alrededor del 50% de la población mundial padece de gastritis, por ello, es importante conocer las posibles causas y síntomas para tomar las medidas necesarias para prevenirla”. Afirma la doctora Luz Amparo Russi, nutricionista dietista de la Pontificia Universidad Javeriana y vicepresidente de ACODIN.
“La enfermedad se ha incrementado en jóvenes y adolescentes estudiantes, entendiendo que los hábitos alimentarios podrían tener una relación directa propias del entorno en que se desenvuelve dicho grupo como preferencia y aversión a determinados alimentos basado en el consumo predominante de comidas rápidas, descontrol en el horario alimentario, regular o excesiva ingesta de bebidas irritantes como las carbonatadas, energizantes, refrescos, alcohol y ricas en cafeína, tabaco, consumo no controlados de antiinflamatorios (AINE), además del estrés, la inactividad física, el bajo consumo de frutas y vegetales, entre otras. Recordemos que la malnutrición es la principal causa de la mala salud en las personas”.
¿Cuáles son los síntomas más frecuentes de la gastritis?
Según la doctora Luz Amparo, muchas personas con gastritis no tienen ningún tipo de síntomas. Sin embargo cuando se presentan, los más frecuentes son:
- Dolor epigástrico: se siente en la parte media superior del abdomen entre las costillas y el ombligo.
- Náuseas, vómito, inapetencia, sensación de plenitud gástrica, ardor y pirosis (sensación de quemazón que va desde el esófago hasta la garganta).
- Síntomas de alarma: pérdida de peso, sangre en las heces, vómitos muy frecuentes, dolor nocturno.
Gastritis: recomendaciones para una correcta alimentación
El tratamiento nutricional tiene como fin aliviar los síntomas, promover el proceso de cicatrización, evitar complicaciones y concurrencia de la gastritis como úlceras o llevar a la evolución de un cáncer. Dado que cada organismo es diferente es importante ver cómo responde nuestro estómago a determinados alimentos y/o preparaciones por lo tanto debemos iniciar con una valoración de consumo, frecuencia de alimentos y preparaciones para identificar que empeora o desencadena los síntomas y así, identificar estilos de vida incompatibles con la patología. Es importante tener en cuenta de no dejar de comer, la clave es buscar el equilibrio en lo que consumimos en presencia de algunos síntomas, y cuando empieces a notar los resultados agradecerás haber cambiado los hábitos alimentarios y estilos de vida. Afirma la doctora Luz Amparo.
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Alimentos que deberías evitar
- Alcohol: especialmente si tienes el estómago vacío.
- Bebidas carbonatadas y refrescos: el gas, aditivos, azúcares y otros componentes irritan el revestimiento mucoso del estómago y genera inflamación su exceso puede generar úlceras o sangrados.
- Café y té negro: sus componentes pueden aseverar los síntomas.
- Especias y salsas picantes: pimienta, pimiento molido o páprika, mostaza, salsa de tomate, vinagre, alimentos muy condimentados y picantes.
- Cereales altamente procesados y refinados : cereales azucarados, paquetes, tortas, bizcochos, galletas, etc, que generan mucha pesadez y dolores insoportables.
- Frutos secos confitados o en almíbar: generan mucha irritabilidad y molestia. Asimismo los caldo en cubo, repostería, chocolates, cremas o alimentos y/o preparaciones demasiado calientes.
- Fritos y apanados: aumentan la acidez, irritando la mucosa y generando muchas molestias y dolor.
Alimentos con consumo prudente
Existen algunos alimentos que la doctora Luz Amparo recomienda para un consumo moderado: “su consumo depende de cómo responde el organismo de cada persona, hay que tener en cuenta que el tratamiento es muy individualizado precisamente por esta razón”.
- Lácteos frescos y fermentados: preferiblemente bajos en grasa para evitar su demora en el área estomacal.
- Carnes blancas, rojas y pescados grasosos, en conserva y embutidos: pueden irritar demasiado la mucosa intestinal
- Cereales: algunas personas no toleran bien los cereales como la avena, arroz y trigo integral debido a su proceso de fermentación su consumo debe ser muy cauteloso, al igual que las pizzas (preferiblemente sin salsa de tomate) y el pan blanco.
- Leguminosas: como lentejas, garbanzos, frijol, habas su proceso de digestión es demorado y aumenta la producción de ácidos estomacales aseverando los síntomas, se recomienda su consumo en forma de purés, patés o triturados.
- Verduras flatulentas: como el col, coliflor, col de Bruselas, alcachofas, cebolla, brócoli, su consumo debe ser con precaución los efectos en el estómago puesto que a algunas personas les cae bien, pero a otras les incrementa los síntomas al igual que frutas muy verdes con piel.
“Es importante tener en cuenta de que no se trata de dejar de comer o ingerir los mismos alimentos todos los días, todo lo contrario, la clave está en ser equilibrados e identificar la presencia de síntomas y buscar el alimento y preparación más adecuada a nuestro organismo y nuestro gusto”. Aconseja la doctora Luz Amparo.
Enfermedades derivadas de la gastritis
La mayoría de los casos mejoran rápidamente una vez diagnosticada e iniciado el tratamiento. “Las posibilidades de curación dependen de las causas y del tratamiento adecuado. Llevando los consejos médicos y con un estilo de vida saludable, tanto la evolución como su pronóstico serán favorables. En el caso de las gastritis agudas la mayoría sanan; de las gastritis crónicas prefiero aclarar que su tratamiento es más prolongado y su pronóstico más reservado. En todos los casos se deben evitar complicaciones graves como ulceraciones, ulceraciones sangrantes, anemias, malnutrición y cáncer gástrico.
Las recomendaciones de la doctora Luz Amparo, también incluyen realizar actividades que mejoren tu calidad de vida y por supuesto, ante cualquier síntoma leve o grave, consultar con tu médico de cabecera para realizar los exámenes pertinentes y así mejorar tu salud.
