El desafío de frenar la expansión del Covid-19 ha obligado a los gobiernos en todo el planeta a aplicar medidas extraordinarias, las cuales han suscitado, entre otros, el cierre de comercios, la disminución de los niveles de producción de la industria y el decrecimiento del consumo, con sus correspondientes efectos sobre la economía mundial. Y, si bien este panorama sin precedentes deja un claro ambiente de incertidumbre para las compañías de todos los sectores y tamaños, al mismo tiempo viene acompañado del reto de convertir esta crisis en una oportunidad para repensarse y reinventarse.
Sin ir muy lejos, en la última década, el panorama mundial ya venía sufriendo innumerables transformaciones políticas, sociales, ambientales y económicas, que desafiaban a las industrias a darle un giro a sus estrategias de negocio para poder responder a las nuevas realidades, reto que se vuelve mucho más determinante en el actual contexto.
Es por ello que hoy el nivel de adaptabilidad de las organizaciones es puesto a prueba, y atributos como la innovación y la agilidad se hacen cada vez más necesarios. Si hubo un tiempo en el que debían explorarse nuevas formas de hacer las cosas es precisamente ahora: robustecer las herramientas virtuales de interacción con los clientes y con los mismos trabajadores, identificar nuevos canales, nuevos productos y negocios, consolidar alianzas y establecer otras. Y a pesar de que los expertos desconocen por ahora la fórmula que garantiza el éxito de la estrategia, no cabe duda de que solo a través de la acción será posible descubrirla.
Sin embargo, y pese a que la viabilidad del negocio es una de las principales prioridades de las empresas, la Caja de Compensación Familiar Compensar cree firmemente en el incalculable valor de la generación de bienestar integral, pues solo en la medida que una entidad contribuya a mejorar la calidad de vida de usuarios, colaboradores y comunidad en general, podrá ser verdaderamente relevante.
Así que hoy, más que nunca es momento de repensarse y de potencializar en el ámbito empresarial esas competencias inherentes a los seres humanos, entre ellas, la capacidad de aprendizaje continuo, el trabajo en equipo, la adaptabilidad, la solidaridad, el liderazgo y la inteligencia emocional, todas ellas como pilares para continuar avanzando en el propósito de construir una nueva visión de futuro.