Si quieres avanzar en tu camino personal y profesional debes soltar las cuerdas que te atan. Esas cuerdas se llaman apegos que no es otra cosa que fijar tus afectos en ese algo externo que crees te proporciona seguridad, confianza, bienestar o una conexión con el pasado, así́ te recuerde el dolor que viviste en esos pasajes de tu vida que marcaron una fractura o punto de quiebre .
Es en realidad descubrir esos velos que has decidido poner a tu vida para no ver la realidad y así descubrir el horizonte que verás con más claridad. Esos apegos son creencias limitantes que se han fijado en tu subconsciente y a las que has decidido aferrarte por el miedo que han causado en ti.
Miedo a navegar, a soltarte y a probar el viento y los mares sin siquiera contemplar que puedan estar a tu favor. Eres una barca anclada al muelle porque te da seguridad lo que ves: pareja, relación, trabajo, rotulo social, éxito profesional, religión, licor, fármacos, sustancias tranquilizantes, hábitos de vida, estados emocionales o el pasado.
Piensas que si algo de esto algún día no está́ en tu vida, ocasionará un desequilibrio y tú mismo(a) generas un vacío existencial sobre esta ausencia. A esto se le llama dependencia o apego. Te apegas, no solo al objeto como tal, sino al significado y a la justificación que das para estar aferrado a eso. Te apegas al dinero como si este fuera la única semilla del bienestar y como sí acumularlo fuera garantía de felicidad.
Te apegas al estatus profesional porque existe la creencia de que con este compramos la dicha de tener y que con el mismo, llegas al poder. El poder es otro gran apego del mundo. Es eso que nadie acepta perder porque el ego reclama su pertenencia recordando constantemente que con poder se es más que los demás. El apego se convierte en una necesidad que te obliga a luchar por la pertenecía de eso que idealizamos y que te hace sufrir cuando no está.
El apego
El apego al reconocimiento social automáticamente te lleva a depender del dinero para alcanzar y sostener esa condición exigente de vida.
El apego a la pareja es porque crees que sin ella la vida no será plena y no alcanzas a reconocer tus valores como única garantía para ser feliz.
El desapego en cambio, es la libertad que genera la idea radical de que, tener todo lo anterior es maravilloso, pero no es el soporte de tu felicidad.
Con toda seguridad que desapegándote y desprendiéndote de aquellas exigencias del mundo, serás capaz de vivir a su lado y recibirlas como regalos de Dios sin generar la ansiedad de tenerlas, ni el temor a perderlas.
Para tomar acción en el desapego es necesario comprender primero la magia de soltar. Con el tiempo la mayoría de los humanos quedamos atados a una cantidad de circunstancias que ocurrieron en la vida, personas, compromisos sin sentido, comportamientos, culpas, bienes materiales, prestigio, imagen, poder, necesidades insatisfechas y muchas más, que se perciben como INDISPENSABLES para la vida. Cosa no es para nada real.
Por eso es recomendable aprender a soltar dichas cosas para así dejar esa lucha por la necesidad de poseer sin fin, de ser el dueño de todo, de controlar a las personas y lo que ocurre, de sentirse indispensable y de creer que nada es posible sin uno.
Soltar, para ser cada día más uno mismo, sin tener que ser una copia imperfecta de algún modelo social. Soltar, para disfrutar cada cosa en su momento, sin esperar que mejore.
Como resultado de soltar, aparece la confianza, y la confianza es el núcleo del ánimo. Cuando confiamos en nosotros, en lo que hacemos, en la vida, se activa el entusiasmo. Al tener confianza se puede soltar. Si no soltamos es porque no confiamos, y no podremos disfrutar si estamos aferrados a un ideal futuro que no ha llegado.
Todo el tiempo tenemos que soltar para avanzar, pues sin eso no podemos movilizarnos, por la carga pesada de lo que nos ha ocurrido. Si esto se hace, se recupera el ánimo, porque podemos volver a empezar, podemos cambiar los efectos de lo ocurrido, podemos recuperar el poder interior y el control.
Controlar es una necesidad del ego, soltar es una capacidad de la conciencia.
Soltar significa un desprendimiento lleno de confianza hacia una entrega total al universo de todas nuestras angustias, temores, miedos y dudas, convencidos de que Dios está en nuestras vidas para sorprendernos con su amor y ocuparse de nuestras dificultades puestas en nuestra propia cruz.
Soltar es recordar que Dios habita en nosotros en medio del dolor, y que en las adversidades nos regala su paz, si decidimos dejar todo en sus manos y aceptar su voluntad para que las soluciones lleguen con bendiciones de manera permanente.
Juan Manuel Correal
@juanpapuchis