Conoce cómo prevenir el suicidio o comportamientos asociados en menores de edad, siguiendo las recomendaciones de la psiquiatra de niños y de adolescentes Liliana Betancourt M.
De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística -DANE- “durante el período 2010-2019, el 17% de los suicidios se presentó en niñas, niños, adolescentes y jóvenes entre los 5 y 19 años, con un promedio de 399 casos anuales”.
Por esta razón, debes estar atento a ciertos cambios de comportamiento que pueden indicar que tu hijo puede estar presentando afecciones de salud mental.
La importancia de la salud mental infantil
La salud no solo se enfoca en el aspecto físico sino también en el bienestar emocional, psicológico y social; por lo tanto, es importante cuidar la salud mental de los menores enseñándoles a gestionar los problemas cotidianos de la vida y a ser conscientes de sus emociones.
“Cuando un niño goza de buena salud mental, desarrolla todo su potencial como persona. Las enfermedades mentales en edades tempranas generan eventos traumáticos que pueden alterar su desarrollo más adelante. Niños felices, adultos sanos”, asegura Liliana Betancourt M, MD, Psiquiatra de Niños y de adolescentes quien hace parte de la junta directiva de la Asociación Colombiana de Psiquiatría.
Desmitificando creencias populares sobre la salud mental infantil
Se cree que los menores por ser niños tienden a no padecer afecciones mentales, no obstante como señala la Dra. Betancourt M. “ lo que la evidencia muestra es que sus estructuras cerebrales son capaces de generar signos y síntomas de enfermedades mentales. Por lo tanto, encontramos una alteración en el funcionamiento de neurotransmisores como son dopamina, serotonina, noradrenalina, ocasionando que se produzca ansiedad, depresión o la configuración de otras patologías psiquiátricas”.
Pero ¿cómo identificar señales de alarma? A continuación, la Dra. Betancourt M, menciona algunos comportamientos que no puedes dejar de pasar desapercibidos:
– Señales de alarma en niños ( 1-6 años)
Hay ciertos cambios que te deben llamar la atención como: retraso en el habla, aislamiento, mirada apagada, dificultad notoria para controlar los esfínteres o retrocesos en los avances que ya había logrado en su desarrollo. La presencia de síntomas psicosomáticos como: cefaleas, dolores abdominales y musculares que requieren de asistencia pediátrica pero que al ir a consulta no se encuentra una base física que explique su origen.
También pataletas o irritabilidad ante cualquier situación en las que no solía hacerlo, nos debe poner en alerta.
– Signos de alarma en niños (7-10 años)
Si el niño tiene cambios en el rendimiento académico o ha dejado de adaptarse al colegio, nos indica que algo está pasando; también si presenta pérdida o aumento del apetito, así como alteración del sueño, dificultad en la relación con otros niños, comportamientos caóticos, agresividad verbal y física.
De igual forma, actualmente se está volviendo más frecuente que pacientes de la edad de siete u ocho años expresen su deseo de no querer vivir más. En este caso, se trata de un paciente que está en riesgo.
– Signos de alarma en adolescentes (11 años en adelante)
El cerebro del adolescente es capaz de verbalizar de una manera más espontánea sus alteraciones de estado de ánimo. No obstante, en esta etapa de la vida suele suceder que no expresen qué les sucede, por lo tanto, se comportan de una forma cuando en realidad describen otra.
Asimismo, es importante tener presente los equivalentes depresivos, que son una forma frustrada de un episodio depresivo, tales como: cambios de comportamiento en un adolescente sin dificultades conductuales previas, ejemplo: consumo de alcohol, de drogas, escapismo escolar y dificultades con la autoridad.
Las manifestaciones de no querer vivir, preferir no existir y las autolesiones nos tiene que poner en alerta y llamar la atención pues ninguna de estas conductas se puede minimizar. De ahí la importancia de dejar de creer que es normal que los adolescentes se depriman, pues aunque esta etapa sí conlleva muchos cambios, por la transición de la niñez hacia la adultez, no está contemplado que la adolescencia esté acompañada de un grupo de patologías mentales o de un malestar emocional significativo.
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¿Qué hacer si detectamos algún signo de alarma?
La persona de la familia que se sienta más segura de dialogar con el adolescente o el niño en este tipo de situaciones, debe hacerlo y si no tiene la herramienta o solución que se requiere, debe acudir a un profesional que le brinde apoyo, pero nunca dejarlo solo.
En primera instancian hay que buscar apoyo profesional como el de un psicólogo, pero si el niño o el adolescente presenta ideas de suicidio u otros síntomas como son alteraciones en el patrón del sueño, del apetito, bajo rendimiento escolar, pérdida de la energía y del interés en lo habitual, debe ser remitido a urgencias psiquiátricas para ser valorado y así poder determinar el riesgo del paciente.
Si lamentablemente ya ha habido un intento de suicidio, hay que solicitar apoyo de la Secretaría de Salud, llamando a la línea 106 para recibir orientación y apoyo psicosocial o al servicio de urgencias contratado por su asegurador. En este punto, cabe aclarar que las consultas de telemedicina no son consideradas un servicio de urgencia psiquiátrica.
Recuerda que preguntar es prevenir, prevenir también es escuchar por eso siempre pregúntale a tu hijo o alumno cómo se siente. Si sus respuestas son de alerta acude a un profesional de la salud mental
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