¿Somos emprendedores por naturaleza?


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    En la actualidad el emprendimiento juega un papel protagónico como alternativa al escenario laboral en Colombia, por eso escuchamos frecuentemente a través de diferentes medios algunas de las ventajas que nos brinda emprender, la independencia laboral y el beneficio económico, la generación de empleo, la administración autónoma de nuestras actividades y la satisfacción personal, por mencionar algunas. 

    Sin embargo, para algunas personas, el emprendimiento como opción de vida puede sonar distante, “algo que no es para todos”, por falta de tiempo o de recursos propios para invertir, por las dificultades técnicas que implica el proyecto y en muchos casos, porque sencillamente pensamos que no hemos nacido para emprender.  ¿Será esto cierto?

    Analizaremos tres aspectos importantes para responder esta pregunta que ha generado grandes debates con respuestas contradictorias y no definitivas:

    1. Nos referiremos a emprender como el conjunto de acciones, actitudes y aptitudes, para aportar una solución creativa y eficiente a un problema, oportunidad o o necesidad previamente identificada, para obtener como retorno una satisfacción personal o beneficio económico.  Es por esta razón, que el emprendimiento va de la mano con la innovación o la novedad en la solución y el riesgo que implica un proyecto nuevo.
    2. Debemos diferenciar entre emprendimiento y empresarismo.  No todos los emprendimientos están orientados al beneficio económico o a consolidarse como una empresa o negocio, existen emprendimientos sin ánimo de lucro y emprendedores que no son empresarios, sino que trabajan para una organización emprendiendo proyectos de mejora al interior de las empresas, (¿recuerdan que definíamos emprender en el punto anterior como el conjunto de acciones, actitudes y aptitudes para solucionar una necesidad?)  En conclusión, no todos los emprendedores son empresarios, esa característica emprendedora se puede desarrollar con muy buenos resultados al interior de una empresa, dando solución a necesidades o requerimientos que se presentan en el ámbito laboral de forma creativa, ágil, eficiente e innovadora.
    3. Por último, entender que la actitud emprendedora es inherente al ser humano.  Desde hace cientos de miles de años, durante el proceso evolutivo, la principal herramienta humana para sobrevivir y mejorar ha sido emprender, esto ha llevado al hombre a construir de la nada, lo que reconocemos hoy como sociedad.  El desarrollo y perfeccionamiento de herramientas como solución creativa y totalmente novedosa a las necesidades básicas para vivir, como cortar, cazar y defenderse, nos brindaron una ventaja competitiva frente a otras especies e incluso otros grupos de humanos, escalando posiciones dominantes.  La inconformidad e inquietud permanente, han trazado el camino hacia los grandes desarrollos tecnológicos que nos permiten disfrutar de las comodidades que tenemos hoy.  La capacidad para emprender esta presente en nuestro comportamiento desde hace muchísimo tiempo.

    Teniendo claros estos tres aspectos, debemos analizar las causas por las que existen personas a las que se les facilita emprender.  Nuestro proceso formativo desde la primera infancia hasta la adultez es muy importante para potenciar esas actitudes y aptitudes que requiere el emprendimiento, la espontaneidad, el pensamiento libre, creatividad, persistencia, la disciplina y resiliencia, nos acompañan desde nuestro nacimiento, pero se van apagando según las costumbres familiares, la formación académica, las reglas, esquemas y convenciones sociales que necesitamos para relacionarnos exitosamente con otras personas.  Complementando lo anterior, la educación lleva muchos años bajo un modelo tradicional dedicado únicamente a la transferencia de información masiva, (información que hoy encontramos fácilmente en internet, más completa y divertida a la hora de aprender), obligando a los niños y jóvenes a pensar igual, abandonando la creatividad y la innovación, eliminando de las mentes en desarrollo la confianza para emprender.

    Pero no todo está perdido, afortunadamente como seres humanos, estamos en capacidad de adaptarnos muy rápidamente a los retos de la vida diaria y esa actitud emprendedora con la que nacimos, (que en algunos casos se encuentra escondida o apagada), nos ha ayudado a evolucionar como especie y siempre estará presente, nunca desaparece del todo, solo debemos reactivarla, dando rienda suelta a la creatividad, identificando las necesidades que tienen las personas para convertirlas en oportunidades y emprendiendo un proyecto que nos permita ofrecer una solución novedosa a quienes la necesitan.  Llevar nuestras ideas a la realidad, puede culminar en un negocio exitoso, en un emprendimiento social o en un excelente colaborador que cause una revolución positiva al interior de una empresa.

    Entonces, ¿somos emprendedores por naturaleza?, si lo somos, todos los seres humanos emprenden pequeños proyectos para solucionar problemas de la vida diaria, es nuestra decisión usar el emprendimiento como estilo de vida, subir la apuesta y usar esta actitud natural para ser un gran líder, un éxito empresarial, un cambio social o la próxima revolución que causará un impacto masivo en la sociedad.

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