El tejo, una tradición que va dejando huella en las generaciones colombianas. Te contamos un poco sobre su origen y lo que este juego representa para muchas regiones de nuestro país.
¡Mecha! Seguramente has escuchado este ‘grito de guerra’ muchas veces, pues corresponde al juego nacional por excelencia: el tejo. Un deporte que nos dejaron de herencia los indígenas muiscas y que hoy en día sobrevive en los Andes colombianos.
Hace más de 500 años, este deporte se conocía con el nombre de turmequé, en honor al pueblo de Boyacá donde nació esta práctica. Por esa época, los indígenas se reunían a comercializar productos y el tejo hacía parte de sus fiestas ceremoniales. Era un deporte que los unía y permitía que compartieran un momento de esparcimiento entre la comunidad. Luego, este deporte comenzó a expandirse por los demás pueblos de Boyacá y el departamento de Cundinamarca.
El estallido de la mecha es el momento más emocionante del juego, el olor a pólvora y la alegría que se comparte son ingredientes que no pueden faltar, no importa si eres profesional o simplemente quieres un momento de esparcimiento familiar y con amigos, el tejo es nuestro deporte y corre por nuestras venas.
Uniendo familias y amigos
¿Te ha pasado que quieres un plan con familia y amigos, pero no sabes cuál? El tejo llega a tu mente como alternativa, sin embargo crees que solo es un deporte que se practica en los pueblos y no sabes dónde puedes jugarlo estando en la ciudad.
No te desanimes, en Bogotá y sus alrededores hay canchas de tejo y mini tejo perfectas para ir con toda la familia. Compensar, por ejemplo, ofrece canchas profesionales o para principiantes en un ambiente en el que te sentirás a gusto y no tendrás que preocuparte por pensar en dónde dejar los niños para ir a jugar tejo, ellos también pueden hacer parte de la experiencia y continuar con la tradición.
Comiendo y jugando
La gastronomía también tiene un papel representativo en todo este festejo, porque al final este deporte se convierte en todo un cortejo que querrás disfrutar más seguido.
Chunchullo, Rellena, papa criolla, bebidas gaseosas, gallina, chorizo y empanadas son algunos de los ingredientes típicos de nuestro país que acompañan este momento de esparcimiento.
Estos platos típicos pueden dar la energía y la fuerza para que el tejo llegue hasta el bocín o explote la tan anhelada ‘mecha’. Esta comida le pone el sabor a fiesta que el deporte amerita.
Charlas y risas
Entre mecha y mecha el compañerismo va aumentando, la charla se vuelve más amena y las risas no paran. Este deporte tiene la particularidad de hacer que uno se olvide por un momento de sus problemas y preocupaciones, se desconecte de la realidad y se deje llevar por el buen ambiente que se forma.
Si eres de los que nunca ha practicado este deporte herencia de los indígenas o solo lo has hecho un par de veces, es momento de que te animes y vivas con tu familia y amigos un momento único. Mantengamos viva la tradición, apoyemos nuestro deporte nacional y que el grito de “mecha” se escuche cada vez más.